Así es, la crisis de microchips sigue siendo el motivo de los extensos tiempos de espera para recibir coches nuevos, y ha supuesto que todas las marcas tengan que reajustar la producción de vehículos. Lo cierto es que algunas ya se han visto obligadas a entregar sus coches incompletos con la promesa de que una actualización posterior arreglará el problema, es el caso de BMW, sus nuevos vehículos no cuentan con Apple CarPlay ni Android Auto.
Se trata de las apps más utilizadas en la industria automovilística para lograr la mayor conectividad entre el teléfono móvil y el coche, y su ausencia se debe al cambio de proveedor de chips que la marca ha llevado a cabo para asegurarse la provisión. BMW no ha confirmado de qué modelos se trata, aunque en EE.UU., Italia, España, el Reino Unido y Francia ya se han quejado sobre la falta de dichas apps.
La marca admite que “los chips instalados en estos coches producidos entre enero y abril de est año, necesitarán una actualización del software para que sean totalmente funcionales y puedan ofrecer Apple CarPlay, Android Auto y conectividad WiFi”, una actualización que debería llegar “a finales de junio como muy tarde” asegura.
Existen también otros problemas de suministros debido a los parones de producción de los proveedores asiáticos por el Covid-19 o los ocasionados por la guerra de Ucrania; por ejemplo, Mini ha dejado de vender las versiones con transmisión manual de sus coches por la escasez de componentes.
Más allá de BMW, Mercedes-Benz, que según Harald Wilhelm (director financiero) “produjo vehículos carentes de algunos componentes a la espera de que nos lleguen”, espera la llegada de chips este mismo año y poder montar a posteriori los coches ya entregados.