Precios desorbitados y pocas opciones es el panorama que encaran los compradores de coches usados en EE.UU., donde un coche de ocasión cuesta casi lo mismo que cuando salió a la venta antes de la pandemia.
“Llevo casi tres meses tratando de comprar un auto usado pero no llego al precio de ninguno que valga la pena”, dice a Efe Armando Chávez, un inmigrante mexicano al que le urge obtener una forma de transporte en Los Ángeles. Logró ahorrar 8.000 dólares para comprar un vehículo que le lleve a su nuevo trabajo, a unas 30 millas de su hogar, pero por ese precio asegura que no encuentra nada que le dé seguridad y aguante el ritmo.

“Es muy frustrante porque no tengo más dinero. No quiero endeudarme, pero necesito el auto”, subraya este trabajador que ha visitado más de 40 sitios de ventas y ha buscado incluso ofertas fuera del estado. “Nada, no encuentro nada… Los precios de los usados están como si fueran nuevos”.

Al igual que Chávez, miles de compradores de coches de segunda mano se encuentran ante un panorama similar. El incremento en los precios de los vehículos usados se disparó hasta sumar un aumento total del 37,3 %, según cifras reveladas por la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU.

Armando Rivas, que se acaba de retirar tras 39 años en el sector, explica a Efe que todo se debe a la escasez de la fabricación de chips en Asia, que ha dejado a los productores de vehículos nuevos en EE.UU. prácticamente parados. La inflación también afectó a éstos con un aumento de los precios del 1 % en diciembre y del 11,8 % interanual en 2021, pero lejos del de los usados.

Ante este panorama, muchos conductores optan por extender los contratos de arrendamientos de sus coches todo lo posible. Sin embargo, Rivas dice, “no hay salida”, pues esta opción también ha subido notablemente su precio. “Es una cadena” en la que todo está engranado y los precios suben sin parar.

El asesor económico de la Casa Blanca, Jared Bernstein, escribió esta semana en su cuenta de Twitter que los altos precios de los vehículos usados están teniendo un impacto “notable y revelador” en la inflación general. “Es un recordatorio de lo extremadamente inusual que es esta inflación actual”, agregó.

Una opinión parecida tiene Rivas. ”Es algo absurdo”, dice sobre una situación que no cree que se solucione en el corto plazo, pues el proceso para retomar el ritmo de producción en Asia y la apertura de fábricas de estos componentes en Estados Unidos llevará tiempo. “Por suerte se dieron cuenta de que no se puede fabricar todo en China y, como se dice popularmente, no puedes poner todos tus huevos en la misma cesta”, señala. Así, para los posibles compradores, a los que recomienda esperar todo lo posible, es poco esperanzador, porque lo que antes se vendía por 10.000 dólares ahora vale 15.000.

“Se quedan horrorizados” cuando llegan al concesionario y ven los precios. “Pero si no quieres, bien, hasta luego, porque seguro viene alguien y lo paga”, sentencia. Pero Bernstein es optimista y asegura que “el mundo no ha olvidado cómo producir automóviles nuevos (y, por lo tanto, usados) y deberíamos esperar que esta serie se revierta una vez que disminuya la restricción de suministro”.