Lucir un coche sin desperfectos requiere tiempo y dinero, pues los rasguños en la pintura son causados en momentos tan comunes como la maniobra de aparcamiento, el túnel de lavado o el simple desgaste diario.

Más allá del inconveniente estético, un arañazo no reparado a tiempo puede causar daños de mayor consideración en la carrocería. La humedad y algunos agentes corrosivos, pueden penetrar en el armazón del vehículo cuando la pintura ha perdido su capa protectora.

Por este motivo, conviene reparar cuanto antes cualquier rasguño o arañazo del coche, y si se trata de daños de poca consideración podemos repararlos nosotros mismos sin necesidad de acudir al taller, pero… ¿cómo lo hacemos?

En primer lugar, debemos conocer el color exacto del vehículo. Cada coche tiene una etiqueta donde se indica su código de color a través de una combinación númerica o de letras, dicha etiqueta suele estar situada en un sitio visible de la carrocería.

En segundo lugar, debemos conocer de qué tipo de rasguño o arañazo se trata. En caso de tratarse de un pequeño desperfecto, tenemos tres opciones: rotulador del color del coche, pintura para aplicarla con un pincel o sprays.

Por otro lado, si el arañazo es más grave, se necesitarán más productos: tendremos que dar unas masillas para igualar la chapa, darle imprimación, aplicar la pintura y por último, laca.

¿Precio?

En caso de optar por el rotulador o utilizar un poco de pintura, el precio oscilará unos 10 euros, y el spray unos 20 euros.

Si se trata de un arañazo grave, al utilizar más productos, el coste será más alto que en el caso anterior. De todos modos, ya sea un arañazo leve o grave, cualquier opción será siempre más económica que un taller mecánico.