Ferruccio Lamborghini inició su exitosa carrera como empresario en el mundo industrial después de servir en un destacamento de transporte al ejército italiano en la Segunda Guerra Mundial. Aprovechándose de la situación tras la guerra, y habiendo muchas piezas sueltas de los vehículos destruidos, Ferruccio optó por comprar a precios bajos las partes sobrantes para convertirlos en maquinaria agrícola.

Italia vivió un proceso de reactivación fuerte tras la guerra, por lo que el éxito de la maquinaria agrícola de Lamborghini fue fulgurante, cosa que le permitió lograr una fortuna incalculable los años siguientes. El productor de maquinaria industrial Italiano tenía entre una de sus más grandes pasiones los coches. Es por ello, que dedicó parte de su fortuna a su colección de coches de lujo, llegando a tener en su poder, vehículos de marcas tan exclusivas como Mercedes-Benz, Lancia, Maserati, o Ferrari.

Hasta el momento, su mayor predilección era sin duda Enzo Ferrari y sus vehículos. Ferruccio intentó por activa y por pasiva cumplir las expectativas de lo que un coche deportivo buscaba comprando varios ejemplares de la firma de Maranello. No obstante, ninguno de ellos hasta la fecha conseguía cumplirlas. La historia más particular fue la que se dio con el embrague de una 250 GTB que, tras varias revisiones no lograron resolver el problema.

Cansado de tener que soportar estos inconvenientes, Ferruccio entabló una conversación con el mismísimo Ferrari que pasó a la historia. En palabras del propio Lamborghini: “Las Ferrari sólo me generaban problemas. Un día, ya harto de mandarlos al taller, llamé a Enzo para decirle que sus automóviles eran pura basura y me contestó que un fabricante de tractores no podía entender sus deportivos”.

Ofendido por la contestación, Lamborghini encontró en las palabras de Ferrari, la motivación necesaria para instalar su fábrica de deportivos (Automobili Lamborghini Holding) y convertirse en rival directo de Ferrari. Para más inri, la primera planta fue instalada en el 1963 en Sant’Agata Bolognese, a pocos kilómetros de Maranello, histórica sede de Ferrari.

Desde entonces, hemos vivido una rivalidad entre ambas marcas que se ha convertido en una de las más sonadas, no solo del sector, en general. No obstante, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que esta rivalidad ha sido más que positiva para el automovilismo, puesto que gracias a esta hemos sido y seguimos siendo testigos de algunas de las más bellas máquinas a ruedas que han existido. Así pues, no tenemos más que palabras de agradecimiento a Ferruccio Lamborghini por enzarzarse en su día con Enzo Ferrari, discusión que forjó una legendaria rivalidad.