Las sanciones a Rusia van más allá de las tomadas por los Estados: el sector del automóvil es uno de los que más está presionando por el final de la guerra en Ucrania.

La respuesta del sector del automóvil y su presión contra la guerra en Ucrania ha sido casi tan rauda como la emprendida por los Gobiernos de la Unión Europea. La lucha de las marcas de coches contra la invasión va desde el cese temporal de sus operaciones en Rusia hasta el parón en las plantas rusas y el apoyo económico directo al Gobierno de Zelensky, presidente de Ucrania, con material humanitario para los ya 1,5 millones de refugiados ucranianos.

Como está sucediendo con las sanciones económicas y el apagón cultural y deportivo, el boicot a Rusia del mundo del automóvil tiene un objetivo principal: hacer que la población rusa se oponga a la guerra en busca de su final lo más rápido posible. Si el 50 % de los rusos apoyaban a Putin al comienzo de la invasión, según publicaba el The New York Times este fin de semana, la gran mayoría todavía ni siquiera creen que lo de Ucrania sea una guerra.

Si bien, en la mayoría de los casos las ventas de las marcas europeas en ese mercado de 1,6 millones de vehículos anuales son más bien limitadas, mayor es el efecto de que cesen sus importaciones y, sobre todo, ya se haya parado la actividad en casi todas las plantas de coches de firmas extranjeras en Rusia.

La industria automovilística necesita que termine la guerra en Ucrania o la crisis de los semiconductores podría agravarse todavía más. El país genera el 70 % de la producción de Neón, un gas fundamental para la tecnología láser con la que se fabrican los semiconductores que hay en los chips.

Boicot del motorsport y la cultura del automóvil a Rusia

El boicot a Rusia por la invasión de Ucrania no es sólo de índole político y militar, también es cultural y deportivo. Esto lo observamos en ejemplos como la Fórmula 1, que anunció el 3 de marzo que rompía el contrato con los patrocinadores del GP de Rusia, que se celebraba cada año en Sochi.

La FIA ha impuesto la medida al anunciar que el WTCR tampoco se disputará este año en el país de Putin a la vez que emitió un comunicado de condena a la invasión en el que ha pedido la adhesión firmada de todos los pilotos, también los rusos.

Al mismo tiempo, se ha cancelado cualquier competición de motor amparada por la FIA en Rusia y Bielorrusia, y tanto pilotos como comisarios de esa procedencia sólo podrán participar en eventos de motor sin llevar ningún distintivo ni hacer referencia a sus países.