A lo largo de la historia de la automoción los coches han sufrido muchos cambios evolutivos en distintos aspectos de la conducción, la carrocería, la fuente de alimentación o la fiabilidad. Uno de los cambios a nivel general más recientes es la introducción y popularización de una alimentación sostenible. Los coches híbridos y los eléctricos son los más reconocibles de esta evolución automovilística. Sin embargo, este tipo de alimentación acarrea consecuencias inherentes y el incorporar un cambio de marchas automático es una de ellas.
Esto no es del todo cierto, ya que hay un par o tres de coches que desafían este modelo por pasión y nostalgia. Tanto los Porsche Taycan como el nuevo Ford Mustang Lithium incorporan este inusual cambio manual, eficiente y útil cuando se va a altas velocidades.
Aparición del cambio automático
El cambio automático llegó de la mano de Louis Bonneville hace casi 120 años, si bien no se empezó a implementar en los coches hasta la década de 1930. Lo aplicó por primera vez General Motors y no fue hasta la década siguiente que implementó el cambio de 4 posiciones. En este punto, la sociedad estadounidense empezó a preocuparse por la comodidad del conductor en la conducción y a darle un papel relevante a la hora de pensar en la adquisición de un vehículo. El cambio automático se expandió con el tiempo llegando a países europeos, Sudamérica y Asia.
La investigación tecnológica encontró en los años ’80 y ’90 un punto de inflexión donde permitió al cambio ser más rápido, más suave y a mayor velocidad. Este factor llamó la atención de fabricantes y conductores que empezaban a ver el cambio automático como una opción real de comodidad y ayuda en la conducción. La evolución hasta nuestros días han llevado a una normalización a nivel global del cambio automático siendo una alternativa competente frente al cambio manual. El cambio manual supone un sobrecoste en los coches de combustión. Tanto en el aspecto del combustible, que consume un litro más a los 100km que uno de cambio manual, como en el aspecto monetario, en el que el precio por este cambio aumenta entre 1.000 y 2.000€ más, según en modelo.
El papel de los coches eléctricos
La escalada de la presencia del cambio automático en el parque automovilístico ha repuntado con mucha fuerza gracias a la democratización del coche eléctrico. Su irrupción en los últimos 10 años evidencia un cambio en las tendencias y formas de conducción. Mientras con el coche de combustión elegir entre un cambio manual y un automático conlleva cambios mínimos, con el coche eléctrico o híbrido conlleva grandes cambios a nivel mecánico. Los coches electrificados no necesitan de cambio manual ni de un gran número de marchas para transmitir la potencia eficientemente. Todos los cambios que se realizan en este sentido son puramente por la pasión y nostalgia del cambio manual, convirtiéndolo más en un extra que en una prioridad para el funcionamiento.
Con la transición y la voluntad de países y fabricantes de enfocarse en la producción de modelos eléctricos en sus segmentos disminuye la oferta de combustión y por ende de cambio manual. Son diferentes las firmas que han afirmado que el cambio manual desaparecerá de sus catálogos por completo, más son las que ya han empezado a eliminar modelos con esta opción.
Los planes de producción para Europa en términos de electrificación auguran una muerte rápida y dolorosa para los coches manuales. Mercedes espera para 2025 que en su oferta no tenga cabida el cambio manual y tras ella un seguido de marcas abandonarán este tradicional cambio.