Las últimas fechas de la nueva era pandémica, han traído consigo una serie de inconvenientes, entre los que están una importante reducción en los desplazamientos. Afortunadamente, la situación se ha revertido bastante, y la movilidad urbana ha mejorado, con el consiguiente refuerzo del transporte.

El boom de la compañía Cabify

La situación actual de Cabify, es la de vivir una realidad muy dulce. Ya con diez años a sus espaldas desde su aparición, prevén volver a superar las cifras logradas pre pandemia. Este dato es clave para su supervivencia, ya que en el 2021 han llegado a perder hasta 14 millones de euros.

Sólo tardó cinco años en expandirse a Latinoamérica, y fue a través del servicio brasileño de taxi Easy Taxi. A pesar de ello, apareció un problema fundamental: “Las estructuras de transporte público allí no estaban tan desarrolladas como en Europa, por lo que el vehículo particular era mucho más necesario”, señaló el fundador y consejero delegado de la firma, Juan de Antonio.

En la actualidad, la compañía cuenta con 230.000 conductores, los viajes realizados ascienden a 71 millones, y su radio de actuación llega a ocho países (Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Perú y Uruguay).

Además de toda esta sorprendente información, la firma no se detiene y busca salir a Bolsa, aunque sin fijar una fecha segura. Las declaraciones de Juan de Antonio al respecto han sido: “Queremos centrarnos en los clientes, en los conductores y en recuperar la “multimovilidad” tras la pandemia porque la sociedad está demandando nuevas formas de movilidad. No tiene sentido dejar a tantos empleados en la calle”, remarcó.

 

 

 

 

Nunca llueve a gusto de todos

La duda que suele existir por parte de la población, es saber identificar qué piden y de qué se quejan los taxistas. Lo que buscan es que se cambie Ley de Ordenación del Transporte Terrestre y el reglamento que la desarrolla. Esto conlleva dos cambios fundamentalmente:

  • La creación de plenas competencias en Ayuntamientos y diferentes comunidades en España, que puedan instaurar regulaciones hacia las VTCs (vehículo de transporte con conductor).
  • Prohibir a las VTCs que puedan realizar trayectos urbanos (servicio con inicio y origen Madrid).

Esto, en la práctica, supondría dejar fuera de juego a miles de vehículos que actualmente cuentan con autorización para operar, lo que podría generar reclamaciones masivas en los tribunales con indemnizaciones muy difíciles de cuantificar.

 

 

¿Es posible la reconciliación?

Ahora mismo se percibe prácticamente imposible y las posturas están muy alejadas. Por parte del taxi, su línea de actuación es la de una huelga indefinida sin previsión de desaparecer hasta que se apruebe la licencia urbana. En la acera de en frente, las VTCs defienden su generación de empleo masiva, con la que deben reducirles las limitaciones y cambios normativos constantes.

Y en medio de todo este conflicto de intereses aparecen de nuevo las Comunidades y Ayuntamientos. Es aquí donde aparece Cataluña, que acepta coto a Uber y Cabify en favor del taxi. También el Ayuntamiento de Barcelona, que ya tiene aprobado su reglamento y que, con ese cambio, tendría la luz verde definitiva.