El desplome en los automóviles es un reflejo de las intensas consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, ya que Rusia puede enfrentar este año su contracción más profunda en casi treinta años.

Todo comenzó ya el mes pasado donde el desplome fue muy severo, ya que las sanciones interrumpieron la producción nacional y la mayoría de los fabricantes de automóviles extranjeros suspendieron sus operaciones tras la decisión del presidente Vladímir Putin de invadir Ucrania.

Las datos son los siguientes, las ventas cayeron un 79% a 32.706 vehículos en abril en comparación con el año anterior, como bien comunicó la Asociación de Empresas Europeas en un comunicado el miércoles. Esa es la mayor caída desde que el grupo comercial europeo comenzó a informar los datos en el año 2006. Las cifras de abril no incluyeron las ventas de BMW, Mercedes-Benz o General Motors Co.

Las sanciones derivadas de la guerra en Ucrania han obstaculizado la industria automotriz nacional a medida que se fueron agotando los suministros de piezas, lo que provocó cierres forzosos. En el otro lado, casi todos los fabricantes de automóviles extranjeros con instalaciones de producción en Rusia, incluidos Volkswagen, Ford y Mazda, suspendieron el trabajo en el país, mientras que otros dejaron de importar vehículos.

La producción de automóviles, por tanto, depende en gran medida de las importaciones, y un informe reciente de la Escuela Superior de Economía de Moscú, estima que más de la mitad del valor agregado en el sector proviene del extranjero. La gestión de inventario justo a tiempo, adoptada para hacer que la industria sea más eficiente, significó que el impacto de las sanciones se sintiera casi de inmediato.