La industria de la automoción está dedicando grandes inversiones al desarrollo de lo que llaman baterías de estado sólido. La nueva generación de baterías, entre sus múltiples ventajas, ofrece una mayor autonomía para los vehículos eléctricos, más seguridad en caso de accidente y una velocidad de carga menor. Esto, es debido entre otras cosas, a una mayor densidad de la batería, que permitiría además reducir el tamaño del componente sin perder alcance al ofrecer, según varias automovilísticas, entre un 30% y un 70% más de capacidad en el mismo espacio.
En la actualidad, los fabricantes automovilísticos poseen una gran dependencia de las baterías de iones de litio para el almacenaje de electricidad. Estas se fabrican a base de celdas de almacenamiento de energía llenas de electrolito, un líquido que conduce de manera claramente efectiva los iones entre los polos positivos y negativos de la batería. Esta es la solución sin duda más recurrente, pero… ¿Cuál es el problema? Pues es el siguiente: el electrolito es altamente inflamable y supone un riesgo tanto en un accidente o durante una carga rápida, ya que las baterías se calientan sobremanera a altas potencias de carga. Para eso surge este gran invento de las baterías de estado sólido, que eliminan el riesgo y, por tanto, son un componente idóneo para la movilidad.
Samsung SDI, una de las principales compañías de baterías en el mundo, asegura que las baterías de estado sólido, además, serán fundamentales en la disminución del precio de los coches eléctricos. “Para que los coches eléctricos puedan sustituir a los de combustión, deberían ofrecer autonomías similares y es importante mejorar la capacidad de las baterías para ello”. La firma surcoreana deja la siguiente afirmación: “para incrementar su capacidad hay, primero, que instalar más celdas de batería”. En este caso, dice Samsung SDI, “el precio sube y las baterías ocupan mucho más espacio en el vehículo”.
¿Qué fechas se estiman para la implantación de estas baterías?
Las primeras estimaciones hablan de que Volkswagen, levantará seis plantas de baterías en Europa para 2030. Por su parte, Toyota, que recientemente anunció que incrementaría su inversión en la producción propia del componente, será la marca más prematura y las tendrá listas para 2025.