Un estudio del Barcelona Supercomputing Center expone la necesidad de reducir el tráfico para cumplir con la calidad del aire establecida por la UE

Un día después de la protesta de vehículos pesados causada por las restricciones de la Zona de Bajas Emisiones, el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (BSC) exponía que las limitaciones actuales sobre la circulación son insuficientes para alcanzar la calidad del aire establecida por la Unión Europea.

El estudio aseguraba la necesidad de disminuir el tráfico, de lo contrario, el impacto de las supermanzanas o el urbanismo táctico supondría un “efecto rebote” en las zonas más próximas. La clave está en endurecer las restricciones por toda Barcelona, con el objetivo de hacer frente a la enorme densidad de coches por kilómetro cuadrado (entre 6.000 y 7.000 vehículos), y disminuir así el tráfico.

Una renovación de la flota de vehículos y la reducción de un 25% del tráfico, reduciría la concentración de dióxido de nitrógeno entre un 20-30%. Aunque esto sería apenas suficiente para cumplir con la media anual de 40 microgramos por metro cúbico de aire. Además, la OMS redujo su recomendación para dicho límite a 10 microgramos.

Otro de los retos de tráfico que experimenta la ciudad a diario es el de las furgonetas de reparto y pequeños camiones, que puede llegar a representar hasta el 40% de todos los movimientos.

El efecto rebote

El estudio también demuestra que, cuando se implementan únicamente medidas que reducen el espacio disponible para el transporte privado, tales como las supermanzanas o el urbanismo táctico, los cambios en las emisiones son insignificantes, ya que las medidas tienen un “efecto rebote” en las zonas confrontantes.