Los esperadísimos coches voladores podrían ser una realidad en las grandes ciudades a partir de 2024, aunque el auténtico desafío será la creación de leyes y regulaciones para controlar el tráfico aéreo.
La comercialización de coches voladores es cuestión de años, con el ritmo tan frenético actual de las tecnologías. Los ejemplos de las empresas que ya están en ello más conocidas, son Xpeng o Fiat Chrysler.
Este pasado verano, la empresa Klein Vision logró que su Air Car, completara un vuelo de más de media hora entre los aeropuertos de Nitra y Bratislava, en Eslovaquia.
En cuanto a los precios, y la posibilidad de adquirir estos coches, el director ejecutivo de Lacuna Technologies considera que lo normal será que estos dueños de coches voladores prefieran seguir conduciendo autos de toda la vida y mantenerse en carretera.
Hasta la llegada de una regulación consistente al respecto, Martin ha hecho estas declaraciones al respecto: «conducir vehículos que se mantengan en la carretera seguirá siendo la forma más segura de viajar». «Lo que sí ocurrirá es que estos primeros coches voladores se usarán para transportar paquetes, materiales, maletas… Será una ventaja mayor de la que creemos».
Si nos referimos a las normativas, las ciudades se preocupan más sobre cómo poder gestionar el tráfico una vez los coches aéreos sean una realidad. A lo que el experto tecnológico vaticina normas que especificarán los lugares en los que un coche puede despegar, viajar por el aire o aterrizar. También habrá zonas restrictivas, horarios de navegación aérea, reglas de distanciamiento. «Se tardará mucho en dar con la solución correcta para cada paso. Tienes que imaginar que en lugar de tener un solo aeropuerto en cada ciudad clave, habrá miles de aeropuertos repartidos».