Cada vez son más las marcas que apuestan por el hidrógeno como combustible para sus vehículos, por lo que la reconversión de los coches diésel y gasolina a este tipo de combustible no está tan lejos de la realidad como pensamos.

Puede que en pocos años veamos a los primeros coches con el motor reconvertido a hidrógeno circulando por nuestras calles, pues fabricantes como Toyota, Yamaha o Punchpowetrain ya están impulsando su uso como combustible.

¿Cómo funciona?

Adaptando motores (diésel y gasolina) para quemar hidrógeno, lo que permite mantener con vida los propulsores de combustión interna. Teniendo en cuenta los diferentes prototipos que ya han sido presentados por parte de las marcas anteriormente mencionadas, nos encontramos con motores en producción que han sido reconvertidos a través de una mínima adaptación de inyectores, pistones, encendido, ECU, etc.

Por tanto, la retrocompatibilidad está cada vez más presente en los fabricantes de coches, y es que cada vez son más lass que apuestan también por lo eléctrico. Y es justo ahí donde empieza a cobrar sentido el hidrógeno, aunque aún hay mucho trabajo por hacer para garantizar la compatibilidad de los motores.

Los grandes desafíos del uso de hidrógeno como combustible siguen estando en la fiabilidad de esos motores, al no estar diseñados originalmente para este uso. Hablamos del alto consumo de hidrógeno, la penalización en espacio que supone el uso de grandes tanques cilíndricos a muy alta presión y la escasez de puntos de repostaje.