Hasta las últimas fechas, sólo aquellas personas de 18 años o más poseen derecho para conducir cualquier tipo de vehículo, y por tanto tener acceso al permiso B de conducción. El problema es que los más jóvenes, ya han comenzado a buscar alternativas para circular por las calles a una gran velocidad, a través de patinetes o bicicletas eléctricas, por ejemplo.

El nuevo permiso de conducción

Como alternativa a lo mencionado, se están empezando a tomar medidas y ya se tienen los primeros atisbos del nuevo permiso de conducción, el B1. Las características que trae consigo es el poder conducir un coche eléctrico que alcance los 90km/h y 15 kilovatios como máximo. La DGT ha manifestado las siguientes declaraciones sobre este tema: “Antes se centraba todo
en reducir la siniestralidad en carreteras, las vías urbanas apenas tenían importancia, pero ahora la movilidad en las ciudades está sufriendo una revolución. Este es el momento en el que se puede estudiar”.

Permisos ya conocidos para menores

Los precedentes que existían para menores en el apartado de carnets, eran los conocidos como AM para cuadriciclos ligeros, y el A1 para motocicletas de 125cc. Los datos alcanzados llegaron a sumar más de 28.000 licencias de personas entre 15 y 17 años en el año 2020 (datos arrojados por la DGT).

El salto de calidad del permiso B1

Entre los aspectos que más agradan a los consumidores, son el hecho de que llegan a ser hasta tres veces más seguros que las motocicletas. El otro de ellos es la sostenibilidad y la reducción de emisiones en comparación a otros vehículos, en los que vuelven a aparecer las motos, que por constitución y características, sería el vehículo prototipo a comparar. Es evidente que cuando vas por las calles de una gran ciudad los gases tóxicos que desprenden son abusivos.

Facilitar la movilidad en las zonas más despobladas

Los países europeos más precoces, ya dejaron ver vehículos por sus calles de este tipo desde el año 2013. Lo más interesante es que los primeros problemas que buscaron cubrir fueron las necesidades de un entorno de personas mayores dedicadas al sector primario y agrícola, que por diversas circunstancias no podían llevar grandes coches, y estos se convirtieron en la
alternativa para desplazarse al campo. En España el objetivo es el mismo, ayudar a esa parte de la población que vive en las zonas más rurales en las que no tengan grandes facilidades de acceder al transporte público, y que también deben gozar de los mismos derechos.

Un largo camino por recorrer

Como bien sabemos, a la hora de implantar alguna novedad, no todo son ventajas, existen una serie de debilidades que se deben subsanar.

La primera de ellas, es la relacionada con el tema de la peligrosidad. En caso de que haya un accidente a 90km/h, los daños serían muy similares a si una persona se cayera de un noveno piso.

Otra de las trabas que aparece en este tema, es que no es una edad en madurez como para realizar una actividad que pone en riesgo la vida propia, como la de otras personas. La madurez motriz, sensorial y cognitiva no se ha desarrollado del todo.

Las medidas que se han empezado a tomar sobre todo por parte de las autoescuelas, son que estos jóvenes conductores entren progresivamente en las diferentes situaciones de conducción. Tomar el contacto con el volante de manera gradual.

Este nuevo invento, se percibe como una excelente idea por parte de diferentes organismos públicos. Pero como es evidentes, aun hay un largo camino por recorrer, y una serie de obstáculos que son necesarios de superar.