Hace unos cuantos años, era habitual que los coches de alta gama llevaran en su mirada lo que se conoce como escobillas lavafaros. Esto hacía al coche especial, o al menos le gozaba de una versión muy bien equipada.
Este invento tenía un funcionamiento muy sencillo: un brazo que accionaba de forma eléctrica una escobilla similar a la de los limpiaparabrisas, solo que más pequeña y complementada también por una salida de líquido para reblandecer la suciedad.
¿Sabéis cuáles fueron las marcas de vehículos que más lo pusieron en práctica?
Saab, lo instaló ya en su berlina 99, fabricada entre 1968 y 1984. Por otro lado, marcas como BMW y Mercedes no se iban a quedar atrás, y fue habitual verlo en berlinas, coupés y roadsters a partir de los años 70, e incluso desde entonces y hasta final del milenio se montaban en modelos que presumían ante todo de lujo, como los de Rolls-Royce o Bentley.
La decadencia de este sistema comenzó en la primera década de este siglo, cuando se comprobó que las boquillas de pulverización a alta presión, sin necesidad de ningún limpia, funcionaban mejor.
Tres razones a tener en cuenta
- El agua lanzado de esta forma ya tenía la capacidad suficiente para limpiar polvo y barro, pero no insectos por ejemplo.
- Para lograr que las escobillas funcionaran de forma correcta la escobilla debía conservarse en buen estado, lo que no siempre ocurría si el propietario del coche se olvidaba de cambiarla cada cierto tiempo.
- En el caso de estar en mal estado, podría llegar a rayarse la carcasa de plástico o incluso de cristal, que todavía se empleaba en muchas ópticas por aquellos años.
Los más beneficiados de esta pérdida, fueron los diseñadores e ingenieros, que se vieron liberados de un elemento llegaba a causar molestias. Las razones eran bastante obvias, se perdía elegancia en el diseño que buscaban y se perturbaba el flujo de aire por estos elementos que parecían un accesorio añadido.
La evolución, ha servido para que el tamaño de los faros crezca y tenga cada vez formas más imaginativas y curiosas, sobre todo ahora que se apuesta por la tecnología Led. Volvo, es la marca a la que le ha costado más renunciar a este elemento tan clásico.