Una investigadora estadounidenese asegura que se necesita tan solo una actualización de software para que los coches diésel se adapten a combustibles menos contaminantes.
Así lo corrobora Carrie Hall, profesora del Instituto Tecnológico de Illinois, se trata de medir el comportamiento del combustible diésel utilizando la información que ofrecen los sensores que llevan los coches modernos.
“Las cosas que ocurren en el interior del cilindro del motor son muy difíciles de medir de forma económica, así que lo que tratamos de hacer es tomar la información que obtenemos de sensores más sencillos y baratos que están fuera del cilindro del motor donde se produce la combustión y a partir de eso diagnosticar lo que está ocurriendo dentro”, afirma.
¿Cómo funciona?
Combinando la física y la química junto a la inteligencia artificial, se crea un sistema fácil de mofificar para adaptarse a distintos tipos de combustible con la simple actualización de algunos parámetros de dichos combustibles.